lunes, 4 de febrero de 2008

NOTA EDITORIAL (iSSUE #6)

J.A Arango (Editor) en una "despedida de soltera", desempeñando una de sus sórdidas (Y ocultas) facetas.

No sé desde cuándo siento cierta afición por las letras. Sin ser el más virtuoso y con mucho aún por aprender, mucho más por pulir, hoy sigo evidenciando lo que pasa por mi mente así sea de manera furtiva en su debido momento.

Hubo una época en que yo solía hacer versos muy profundos por las noches basados en la soledad y mis propios temores, los cuales nunca supe si eran producidos por la misma penumbra o por el mismo agotamiento. Pues cuando amanecía al día siguiente me ponía a revisar el escrito y al leerlo quedaba escandalizado preguntándome: ¿Es que merece la pena componer una oda a semejante estupidez?.

Yo siempre subestimé mi inteligencia, nunca me creí mejor que en nadie, ni en lo físico ni en lo intelectual, y cada elogio hacia las cualidades que yo mostraba hacia y para con los demás, los tomaba como mera diplomacia, así provinieran de mi familia. Es como cuando un papá le dice a su hijo aspirante a futbolista. "Vamos Campeón, eres el mejor", ante la duda de ir convenciéndose que cada día que pasa, su pequeño heredero los pies no más le van a servir pa´ponerse los Guayigol.

Recuerdo aquella vez en que mi abuelita de Venezuela, cada vez que nos mandaba una carta a la familia de Colombia, le pedía a mi papá que nos incentivara a escribir, pues ella estaría encantada de leer las primeras letras de sus nietecitos.

No sé cómo ni por qué se me ocurrió, pero si esas cartas han de estar todavía guardadas, en algún armario o si ella se llevó aquel inocente y bello recuerdo a su tumba, podríamos decir, que mi comunicación con ella no difería mucho al estilo de un bloggero, ya que de niño, a pesar de feliz, fui solitario, fui deferente (Más no mejor ni peor) y todo lo que a ella le comunicaba desde los 10 hasta los 18 años de mi vida (Que fue cuando ella murió), le dí cuenta de todos aquellos sentimientos que no podía expresar hacia los seres que me rodeaban, de mis pasatiempos, de mis amores platónicos, de mis sueños, de mis amigos (Reales e imaginarios). Pensaba que si ella no se preguntaba si yo estaba loco por redactar tantas tonterías.. Sólo ella decía que mis cartas eran lo que más ella esperaba.

El año pasado, en diciembre, tuve un encuentro con mi tío Iván, aquel tío que nunca había conocido en persona sino en fotos, tuve la oportunidad de hablar largo y tendido con él, y hubo un momento en que dijo: "Hablas como escribes".

"¿Cómo sabes que es lo que escribo?" Pregunté.

Y luego respondió: "Es que cuando llegaba una carta tuya, amá la leía en voz alta para que todos nos deleitáramos escuchándola.

Lástima que a ustedes, lectores coracistas les haya tocado mi más discreta etapa de lucidez gramática.

Bienvenidos a otro mes de posts en La Coraza.

3 comentarios:

Christophe dijo...

Jaja curiosa la foto. Pues me pasaba algo similar, aunque no era muy seguido, el principal motivo para escribir era un estado de ánimo poco alegre. Aún tengo unos pocos escritos de hace unos años, y cuando los veo siento pena, me parecen malos.

Últimamente he tratado de mejorar muchos aspectos idiomáticos ya que ser un cuadriculado ingeniero hace dejar de lado ciertas cosas, aunque creo que nunca las he dejado de lado mucho.

Ah y tranquilo a mi también me han dicho aburrido y otras cosas, pero ya veo que más que eso se es incomprendido. Su blog me parece muy bueno, historias y escritos realmente interesantes y los temáticos se nota que conoce e investiga, no como mi polifacético blog, bueno pero para todos hay.

Beatrix dijo...

La tristeza es mpas fertil que la alegria.. esa es una verdad innegable

Vik-wolverine dijo...

plop!