Era primero de diciembre y mamá ya estaba braviando para que le ayudáramos a limpiar la casa para así ponerle los respectivos adornos, pues en esa época ya se usaba que desde octubre las casas y las vitrinas ya exhibían arbolitos luces y guirnaldas, por tanto nosotros ya estábamos un poco atrasados en dicho menester.
Yo siempre me encargo de armar el árbol, y si alguien viene a ayudarme lo aparto para así poder sacar en cara que yo solito lo armé, y así, tener argumentos para decir que sea otro quien lo adorne. Mi hermano lo sabía, creo que ya se lo había comentado alguna vez, así que él de muy mala gana, sacó de la bodega la caja de los adornos, algo que me pareció bastante raro y a la vez noble de su parte, pues yo sabía que una de las cosas que a él más le aburren es adornar la casa para navidad. Luego, mientras acomodaba el pino de material sintético para facilitar su proceso de su ornamentación, noté que la caja permanecía ahí sin que nadie se animara a tocarla. "Este berraco me está mamando gallo para que yo a la final sea quien adorne el árbol". Pensaba yo.
Hasta que apareció mi hermano quien recién acabado de bañar y bien peinado, se disponía a salir.
"Oiga, usté pa´onde va, ¿me va a dejar solo con esta caja?, ayude en algo a ver", Le increpaba.
"Si fuera por mí, lo haría, pero es mejor que bote esa caja" Decía él con la misma rapidez que desapareció de mi vista.
Fui donde mi abuelita (Que vivía en frente de nuestra casa) a avisarle a mamá, pero ella parecía hacerse la boba también. Salí furioso de allá diciéndome a mí mismo: "Pues si nadie se anima a adornar el arbolito, yo sí que menos".
Pero mientras cruzaba la calle para retornar a casa, mamá me llamó y me dijo:
"Mire, yo sé que usted es guapito, entonces hágame un favor para así yo ir otra vez a la casa y ayudarle a adornar ya que ese pendejo miedoso de su hermano se fue."
"¿Qué pasa má?"
"Mire a ver si esa rata que su hermano encontró dentro de la caja de los adornos está viva o muerta, y si está aún viva... ¡MÁTELA!"
"Que me va a poner usté a matar eso, Ud sabe que a mí no me gusta..."
"!No le gusta qué!, imposible pues que una con dos hijos hombres no tenga al menos uno con agallas, entonces ¿qué clase de hombres fueron los que yo crié?, y no entraré hasta que Ud se deshaga de ese bicho, no podemos esperar hasta que su papá vuelva, asi pues mijo que Ud es el hombre de la casa".
En realidad no sé de dónde proviene el miedo o el aborrecimiento del ser humano hacia éste pequeño roedor, y al tratar de analizar y no encontrar razón alguna, procedí a indagar dentro de la caja repleta de adornos navideños esperando ya no encontrar el bicho ahí.
Al mover las pestañas de la parte superior del cartón que tenían el célebre aviso que resaba "This side up", con mi pulso al cién, logré vislumbrar, encima de las brillantes guiraldas un mamífero enorme, reposando expectantemente dentro de la caja, era de un pelaje marrón claro, casi como el de los perros chow. una cola enorme y gruesa que acompañada de la longitud de su cuerpo, sobrepasaba a la de mi antebrazo, tenía una cabezota que la hacía ver más desafiante e imponente.
Volví a cerrar la caja, sabía que aun estaba viva, y sin importar destrozarlo todo incluyendo las hermosas bolitas plateadas que habían allí dentro, traté de dar un fuerte golpe vertical con la trapeadora, haciendo que dicho remedo de canguro, saltara hasta la altura de mi abdomen, emprendiendo huida, mientras que yo deseaba, que corriera hacia la puerta y saliera, más bien prefirió irse hacia la cocina. Afortunadamente las aparatosas bases de la estufa y la nevera no le permitieron hallar escondite seguro.
Luego logra colarse a traves de una pequeña apertura de las puertas del gabinete, en la parte de abajo del poyo de la cocina, logró meterse, asi que, que con la adrenalina fluyendo, abrí del todo dicha portezuela, y saqué frenéticamente toda suerte de ollas, cedazos y moldes que allí estaban guardados, y de este modo ví como se desplazaba hacia un rincón, y yo, sin bacilar, descargué con furia un trapeadorazo certero que le hizo emitir su chillido característico. Le hice daño. Cuando saqué la trapeadora, el roedor tambaleante, trató de ponerse en 2 patas tratando de trepar o agotar el último recurso de supervivencia. Así fue como yo, de manera impía y desalmada, mandé una segunda descarga en la cual pude ver como su hocico expulsó una bocanada de sangre. Espero que ese dolor que sentí, salde en parte el que sintió el pobre bicho al recibirlo.
Al llegar mi mamá a casa, tocando la puerta que se encontraba entreabierta preguntaba medio-asomada:
"Quiubo, ¿Ya la matío?"
Y yo, con el recogedor en mano le exhibo el enorme cadáver que allí yacía, subiéndolo casi a la altura de su cara.. "Mire, listo"
"¡AAAAHHHHH!, ¡Pendejo!, cómo me mostrás eso así, ¿Querés matarme a mí también?"
4 comentarios:
Mmm a mi también me tocó más de una vez en esas, vivíamos en una casa de esas bien viejas y pues no faltaban los roedores, aunque se solían utilizar técnicas como el pegante, las trampas o el veneno y pues la fuerza, la verdad se siente extraño realizar ese acto de barbarie pero a la vez es un acto humano de cierta forma.
2 cosas.
1. jajajajajajajjajajajajajaja estuvo muy graciosa su anecdota y la forma de narrarla! y hay que ver el descaro y desalme de su señora madre con la ultima respuesta :S
2. debo admitir que se me aguaron mis ojitos =( con la historia... yo no mato animalitos (bueno trato porq es dificil con los insectos) pero me hiciste recordar cuando hace años mate un ratoncito que estaba en la casa y al verlo muerto con sangre en su orejita me puse a llorar como una boba con aquel cargo de conciencia... desde ese dia no he vuelto a matar un raton en mi vida =(
saludos y un abrazote.
no se pierda tanto!
No que dolor matar a un animalito, pero padre o madre que se respeten tienen esa repulsion hacia los roedores que uno no entiende cuando es niño, es por eso que tenerle asco a los ratones es uno de los primeros sintomas del envejecimiento..
Confieso que a los 14 años obligué a mi novio de que aquella epoca (otro infante de mi edad) a matar un ratoncito, y creo que lo traumaticé porque él todavía no lo ha podido superar...la verdad es creo que yo tampoco. No dejo de pensar que ese ratoncito podría haber tenido mamá, hijitos...ahhh!!! No puedo con este cargo de conciencia!!!
Como haces para dormir en las noches?
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