viernes, 7 de diciembre de 2007

NOTA EDITORIAL (Issue #4)

Como se ha vuelto costumbre cada Diciembre, mi buena voluntad y disposición llegan lo suficientemente fatigadas como para sacar el mejor provecho posible de este mes de parrandas y etc... Aunque esto no me ha afectado creativamente hablando, asi como para dejar de escribir cosas en este espacio, mi buena voluntad sí lo ha estado. Aunque no por eso voy a dejar represadas las ideas que tengo en el tintero. Ahí sacaré un tiempo para publicarlas, esperando que hagan las delicias tanto para los esporádicos como unos otros que se han venido convirtiendo fieles visitantes de este espacio.

Si bien Diciembre es el mes más esperado, al menos para la mayoría de la gente y no para las personas como el suscrito que esto escribe, el cual le llega un momento de éste donde se ve salvajemente correteado por ese fantasma caníbal llamado ocio, al cual en la carrera de huirle, se aferra a cualquier cosa para hacer de todo ese tiempo algo productivo, más con el deseo de hacer el tiempo más corto posible que por ese falso sentimiento de disciplina que acá no trato de profesar.

Aún tengo la visión utópica de un arduo año habituándome cual autómata a toda suerte de régimenes laborales, donde la fatiga se siente pero ha de ignorarse, además de los retos, aquellos mismos que rara vez son fáciles de conjurar y que hasta llegan a exigirnos hasta el límite de nuestra capacidad, acompañado de la responsabilidad adicional de seguir respondiendo académicamente por las materias de la carrera universitaria, la cual es vista como un tesoro después de que ya se lleva un tiempo de haberla abandonado (Por cierto no quisiera abandonarla y verla de esa manera).

¿Pero a quién carajos se le ocurre hablar de disciplina y compromiso laboral en un més de esparcimiento como este?
¿Qué tiene que ver esta mier... que estoy hablando con el júbilo decembrino?

Las personas que suelen ir errantes por corredores en cuyos costados se encuentran toda suerte de entradas con puertas cerradas lo más herméticamente posible, tienden a seguir este camino de una manera más bien anárquica, como quien dice: "Si la vida no me toma en serio, ¿por qué he de tomarme en serio mi vida?, ¿Para qué entregarme a las cosas que a la final no resultan valiendo la pena?"... Son cuestiones objetivadas, que surjen como mecanismo de defensa de un ser perdedor.
En cambio si en las rutinas de trabajo, donde ya no existen los grandes hombres incomprendidos, ni mucho menos estados de anarquía emocional y donde además se asumen de manera aplicada toda suerte de retos, chicharrones, cuya dificultad termina sucumbiendo a nuestra determinación, pasión y entrega, a los cuales, al final, nos vemos abrazando la gloria (Representada en este caso por un jugoso cheque o una generosa consignación en nuestras cuentas), una retribución que realmente vale la pena, bendición celestial que le dan a meses como este el irresistible encanto de un rostro sonriente de una linda chica, donde las luces de colores, la pólvora, los manjares y regalos, no son solamente un supuesto homenaje al Cristo neonato sino a una persona que también tiene mucho por agradecer y seguir recibiendo. (Y que por cierto no he de ser yo) Aunque también existen problemas más reales que por fortuna no me corresponden, razón para pasar bueno también.

Esta es mi reflexión navideña para este Issue #4, que no sé si se extenderá hasta Enero, tengo cositas y nuevas secciones para postear, pero quien sabe si voy a venir a sentarme acá a digitar con la misma frecuencia. De todos modos gracias .


3 comentarios:

Christophe dijo...

Tranquilo don Disco, no es el único yo en parte prefiero mantenerme ocupado o tener vacaciones en lo mínimo para no caer en la ociosidad y el desparche, aunque creo que en estos días se me ha salido algo de cansancio. Aunque no niego que viéndola desde afuera la navidad alcanza a alegrar muchas personas(excluyendo a la falsa alegría de muchos debido al alcohol) y pues uno tampoco debe ser un ogro. Aunque la falta de dinero y pocas realizaciones en ésta época salen a relucir, aunque yo no acostumbro a hacer balances anuales, ya que la vida y muchas actividades van más allá de ese periodo de tiempo. Seguramente si estuviéramos en otra condición económica no se pensaría igual y hasta se dejaría caer así sea por inercia en algo de el consumismo de la festividad.

Anónimo dijo...

Estos "parones" son muy contraproducentes para cualquier colombiano en proceso de aprendizaje. Tanta vagancia y richarachería consumista que se ha ensañado con este mes ha hecho que la voluntad -si, aquella entendida por un respetadísimo y admiradísimo ser como usted- empiece a estar invadida por esa falta de entusiasmo ante la improductiva tradición, por lo que esto hace que produzca esos bajones inconscientes en nuestro entusiasmo ante los retos que nuestra alma suponía como cotidianos. Es la idiosincrasia ingénita, usted la está evitando, por eso le admiro mucho más. Yo también estoy tratando de prevalecer ante estos decembrinos embates de vagancia, maldito país tan vago, no contentos con tener 19 festivos....

E.M. Acosta Bolívar dijo...

mi querido grinch!

a mi tambien me dan mis ataques de para que caraj#$% si es lo mismo... pero trato de no pararles jajaja

saludos.. y sigo poniendome al dia!