HÉROES ¿hasta para cuándo?

Siendo yo de los que aun miran a los hinchas de Nacional de hoy día con cierta molestia por seguir aun con esa cursilería de portar camisetas con la imagen de Andrés Escobar cual si fuese una figura beatificada, aun muriendo mártir, no dejo de aceptar que si alguna vez lloré, y grité de euforia y me enloquecí a causa de una actividad que consiste en observar a 22 sujetos peleádose por patear un balón, fue porque entre ellos encontré verdaderos superhéroes de la vida real. ¡Ojo!, no lo digo porque Andrés Escobar haya muerto y aun, aunque exageradamente se le recuerde, voy a llenarme la boca de cursilería. Pues yo sí lo ví jugar a él, incluso siendo un joven zaguero promesa, que por su clase y seguridad se alcanzaba a vislumbrar no sólo un crack sino un paradigma que ni siquiera hoy día se ha logrado seguir, ya que hoy por hoy, los defensores más destacados son los que raspan, rebientan y arrancan césped con el fín de romper canillas. Yo sí quise a Andrés Escobar por lo que mostraba deportivamente, porque tumbaba el mito de que los jugadores menos dotados, los troncos, los brutos eran los que tenían que estar atrás, Andrés era un 10 en la saga, un lider, un jugador que si existiera hoy día, nuestro fútbol no sería su campo ideal, ni siquiera el sur del continente.

René Higuita es la personificación del hermano que nunca dejaremos de querer, por más que haya cometido errores y por más que se haya satanizado su figura. Fue un ser diferente el cual supo hacer ver que era una idiotez incomprenderlo. René era alegría, vértigo, René era Nacional, incluso más que la misma institución, y sigue siendo Nacional después de haber dejado el pórtico verdolaga en muchos años. Cuando aparecerá alguien que desmitifique la imagen de René, aquel héroe que lo haga ver como uno de tantos. Por cierto, Nacional no volvió a brillar en Copa Libertadores desde que René dejó de ser el guardián del pórtico verde. Ni la salida del equipo a la cancha ya no es la misma, ya no produce ese escalofrío que se sentía cuando salíanesos 11 colosos vestidos de color esmeralda y el logo de la aerolínea SAM en el pecho, custodiados por ese monstruo de cabello risado que siempre salía de último con su movimiento peculiar y volteretas.

Que llegaba hacia el arco y la gente enloquecía esperando que él levantara la vista y con su mano saludara. "¡Eso, mijo, vamos René, sos el mejor del mundo, si señor!", decía el hincha embriagado que al final terminaba compartiendo abrazo con uno, cuando éstos monstruos nos regalaban un momento de sublime euforia.

Ambos comparten la misma ignominia: haberse equivocado en una copa del mundo, pero así nos arda, esos errores los hicieron mucho más grandes de lo que eran, no hay xenofobia que valga, están en mi corazón, y allí permaneceran para siempre.

Acá dos videos para recordarlos en movimiento, con la estridente narración del paisita Múnera Eastman, que pese a su estilo exageradamente ramplón, su pasión también es parte de la emoción y el sentimiento que se vivió en el momento.